El sueño del rey Asad-Abu-Carib


Se cuenta que Assad-Abu-Carib, rey del Yemen, hallándose cierto día descansando en el amplio mirador de su palacio, soñó que había encontrado a siete jóvenes que caminaban por una senda. En cierto momento, vencidas por la fatiga y por la sed, las jóvenes se detuvieron bajo el ardiente so1 del desierto. Surgió en ese momento una hermosa princesa que se acercó a las peregrinas llevándoles un cántaro de agua pura y fresca. La bondadosa princesa sació la sed que torturaba a las jóvenes y éstas, reanimadas, pudieron reanudar su jornada interrumpida.

Al despertar, impresionado por ese inexplicable sueño, determinó Assad-Abu-Carib llamar a un astrólogo famoso, llamado Sanib. y le consultó sobre el significado de aquella escena a la que él -rey poderoso y justo- había asistido en el mundo de las visiones y de las fantasías. Y dijo Sanib, el astrólogo: "!Señor!, las siete jóvenes que caminaban por la senda eran las artes divinas y las ciencias humanas: la Pintura la Música, la Escultura, la Arquitectura, la Retórica, la Dialéctica y la Filosofía. La princesa caritativa que las socorrió era la grande y prodigiosa Matemática". "Sin el auxilio de la Matemática – prosiguió el sabio- las artes no pueden avanzar, y todas las otras ciencias perecen”. Impresionado por estas palabras,  determinó el rey que se organizaran en todas las ciudades, oasis y aldeas del país centros de estudios de Matemáticas

Fuente: Fragmento de la obra “El hombre que calculaba”, Malba Tahan es un pseudónimo del verdadero autor de la obra: Julio César de Mello e Souza (1895-1974), un profesor brasileño que divulgó las matemáticas en obras deliciosas.

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